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24/10/11
CINISMO DEL JEFE

Es hipócrita quien finge sentimientos contrarios a los que tiene. A quienes no lo conocen puede fácilmente engañar, mas es difícil que su cinismo cuele ante quienes saben cómo actúa en su quehacer diario. El director general de la RTVA, Pablo Carrasco, nos pide ahora “que estemos más unidos que nunca” él y los representantes de los trabajadores, los representantes de los trabajadores y él. Algunos hasta se lo creerán, de hecho le invitan a protagonizar sus jornadas; otros somos más escépticos ante tan cariñosa propuesta. El marido tarambana, tras sus fechorías, intenta corregir sus desafueros con mimitos a la esposa una vez en casa. Pero es difícil que el crápula cambie. Ahí estamos en nuestra relación con el director general. Si a cada paso nos mete el dedo en el ojo, cual Mouriño traicionero, no espere que de la noche a la mañana le riamos la gracia.  Mas le valdría, señor Carrasco, que leyese el acuerdo del Intercentros de hace un mes, cuando por unanimidad los representantes de los trabajadores aprobaron reprobarlo. Allí denunciamos su incapacidad para defender este servicio público, su pésima gestión de los recursos, su falta de compromiso con la plantilla, sus incumplimientos en contrataciones y Convenio, su ninguneo constante de la representación sindical en mesas, acuerdos, derechos de información, negociación… Inobservancias que no son  el mejor caldo de cultivo para una buena relación, para llegar al todos a una. ¡Así no señor Carrasco, así no!

Llamativo es que el director general haya lanzado ese farol en los hocicos de los compañeros de Comisiones Obreras, y que haya compartido mesa y mantel con quien firmó, como presidente del Comité, las acusaciones de la reprobación. Esas jornadas han sido el escenario perfecto para reírse de los representantes de los trabajadores con los compañeros de Comisiones como palmeros.  Esos bandazos: hoy te repudio mañana te acaricio, esos amores y desencuentros, recuerdan mucho a los políticos que de traje y corbata se comen los mocos con los banqueros, y tiran de cazadora de pana para conseguir el favor de las masas. Hipocresía pura y dura. Si nos quejamos de que el director general ningunea a la representación sindical, ¿a qué viene darle un pedestal para que vaya de salva patrias de la radiotelevisión pública? Extraña actitud: quien me ningunea, tiene todos mis auxilios.

Se queja el señor Carrasco de que existen “sectores interesados en desprestigiar los medios públicos", pero él es el mejor aliado de esos sectores porque da razones a quienes no creen en las públicas y a los que está poniendo en bandeja la cabeza de nuestra empresa. A los trabajadores no se nos puede achacar el desprestigio de nuestra radiotelevisión: no somos responsables ni del déficit, ni de la manipulación informativa, ni de los desorbitados sueldos, suyo y de su élite, ni del mal aprovechamiento de los profesionales de Canal Sur. Coincidimos en que es necesario demostrar nuestra utilidad como servicio público, pero si no lo es, la culpa es suya y de su equipo. Si de “gestionar con honradez y rigor” se trata, no se lo cuente a quienes les ha rebajado un 5% del sueldo, mientras se mantienen pluses y pactos para callar bocas o contentar a los políticos. ¡Ay de esos generosos sueldos de los miembros del Consejo de Administración, de los que desde CGT venimos pidiendo su eliminación desde hace años porque se lo llevan calentito!

No, señor Carrasco, no nos valen las buenas palabritas, hay que predicar con el ejemplo, obras son amores, y no buenas razones. O cambia su manera de actuar o seguiremos creyendo que tiene mucha cara cuando públicamente nos pide estar unidos, y en el día a día nos trata como apestados. No vale darse golpes de pecho en defensa de la radiotelevisión pública y a la vez socavar sus cimientos. Si de verdad apuesta por la RTVA demuéstrelo valorando lo mejor que tiene: el personal. A quienes aquí seguiremos cuando usted se vaya, no nos venda el camelo de un “esfuerzo entre todos”, porque los años nos han demostrado que ese esfuerzo al final siempre recae sobre las espaldas de los mismos. No nos tome el pelo.