A ningún trabajador de la RTVA se le escapa la tensión que viven, en algunos casos desde hace muchos años, los contratados que se tienen que enfrentar a una nueva convocatoria de plazas fijas. Esta tensión viene agravada en la actualidad por la, a buen seguro intencionada, lentitud de la dirección de la empresa a la hora de negociar unas bases definitivas para la próxima convocatoria. La lógica desesperación de muchos empleados se ha reflejado en las últimas asambleas informativas organizadas por el Comité Intercentros y los delegados de personal en casi todos los centros de producción de la empresa.
Desde nuestro punto de vista, este clima de crispación influye negativamente en el día a día de nuestros puestos de trabajo y, al menos, puede provocar desmotivación en los propios empleados.
Ahora que en círculos políticos se ha anunciado para antes del verano el supuesto cambio en la cabeza visible de nuestra empresa, el director general, Rafael Camacho, debería aprovechar para salir por la puerta grande –si es que finalmente sale- y retratarse en la gran foto de la solución de los problemas de estabilidad del empleo que sufrimos desde hace más de cinco años. Si este director general se ha caracterizado por apoyar al mundo de la cultura andaluza o el progresismo social, tiene a su alcance ahora, antes de que se despida o lo despidan, de acabar con la precariedad y el fraude de ley de sus tan amados trabajadores “contratados”.
Esta sensación colectiva de ansiedad exige también una respuesta adecuada por parte de la representación de los trabajadores. Y la que se espera, según hemos podido escuchar de viva voz de los propios trabajadores, es la unidad sindical. Desde CGT apostamos por trabajar juntos y con transparencia, contando con el resto de delegados de otras opciones sindicales y llevando a la práctica las exigencias de los trabajadores a los que todos representamos sin esperar a que las asambleas nos vuelvan a exigir a las secciones sindicales que les defendamos con unidad.
Sección Sindical CGT-RTVA