-----Acceso usuarios

MENÚ
 
 

Portada
Opinión: La tensión del
empleo

Los come-ollas del
consejo

Chanelísimo namber faiv
Este loco se hace el listo
La radio, en la UVI
Premios Gambazo y
Pirulí de oro

Descubierta la montajista
Gala de premios "El
público"

Hemos puesto los cinco
sentidos

Seguimos igual
Por qué no se publica la
bolsa de superior
categoríade realizador

Talante
Córdoba, un mundo de
ñapas

El circo de las entradas
Tecnología moderna
Ráfaga
Contraportada

 

Si lo prefieres en formato PDF pulsa aquí (1,17 Mb).

 

Para poder visualizar los archivos PDF necesitarás Adobe Reader o similar. Pincha sobre la imágen si lo necesitas.


 

 
Principal | Mapa Web | Números anteriores|Contactar con el KanAlillo
El KanAlillo y CGT-RTVA no se hacen responsables de las opiniones vertidas en esta revista que son propiedad de sus autores.
Se autoriza la reproducción total o parcial de El KanAlillo, siempre que se cite a esta revista como fuente.
 

LA RADIO, EN LA UVI


Si en Canal Sur TV se va a implantar en los próximos meses la “redacción digital”, en Canal Sur Radio la tenemos hace ya una década, aunque la venimos sufriendo como una plaga de peste en los últimos meses. El revolucionario y pionero sistema de gestión de audio llamado Numisys está, desde hace varios años, más anticuado que el hilo musical de la consulta de un dentista. Tan anticuado que hace ya mucho tiempo que no hay en el  mercado repuestos para los discos duros que almacenan toda la información. Así que los únicos ”medicamentos” que se han podido encontrar para frenar la infección estaban caducados o eran de “segunda mano”.

De esta forma, los trabajadores de la radio (grupo de emisoras de Canal Sur Radio, como le gusta decir a la dirección de la RTVA, aunque mejor le vendría “la hermana pobre y enferma de la familia”) hemos sobrevivido durante mucho tiempo a las consecuencias de la enfermedad crónica que ya viene sufriendo el sistema de audio casi desde que se descubrió la penicilina. La preparación física de todo el personal de redacción, operadores de sonido y de informática se ha puesto a prueba en aquellas múltiples ocasiones en las que alguno de los dos “corazones” (servidores que alimentan el sistema) se caía o para entendernos, sufría una especie de amago de infarto.

La emisión en directo en Radio Andalucía Información se salvaba con las carreras de los compañeros hacia los estudios a modo de sala de urgencias para leer alguna crónica que había grabado minutos u horas antes y que en ese momento no se podía recuperar del disco duro... O incluso se han llegado a realizar informativos como auténticos y literales “diarios hablados”, ya que los puestos informáticos no podían utilizarse al estar reseteándose; es decir, en periodo de convalecencia.

Ante todo esto, la única decisión que ha tomado el cuadro médico directivo en los últimos años ha sido la de tratar de implantar un nuevo sistema a modo de antídoto llamado Dalet, cuyos efectos secundarios todavía se están padeciendo (preguntar en Canal Fiesta Radio). Como el fármaco Dalet no ha sido satisfactorio, la radio ha seguido adelante, aunque cada vez más afectada por el virus que seguía expandiéndose entre los órganos vitales del paciente.

El sistema inmunológico casi no ha funcionado, creemos que por falta de previsión de aquellos que se dedican a controlar (gestionar) las posibles “pandemias”. Y el diagnóstico pronosticado no ya por los doctores (jefes) sino por los enfermeros y celadores (trabajadores) de este hospital se ha cumplido: el infarto e incluso el coma durante varios días.

Los dos corazones sufrieron un par de insuficiencias cardiacas severas el pasado mes de diciembre y ambos dejaron de funcionar, con lo que se distorsionaron y, al fin y al cabo se perdieron, sonidos como sintonías, caretas de programas, cuñas publicitarias, crónicas y cortes de declaraciones, incluidos algunos resúmenes previstos para fin de año. Es decir, el trabajo de muchos días, semanas e incluso meses por parte de los trabajadores.

La reanimación fue lenta y costosa. Duró varios días de operación quirúrgica pero artesanal intentando restaurar y recuperar todos estos sonidos. Al final, el sistema, que tiene más vidas que un gato, sigue sobreviviendo, pero las lesiones cardiacas pueden ser irreversibles.

De momento, las medidas de urgencia y el tratamiento impuesto (regrabar los cortes de informativos diarios en otros soportes distintos al disco duro como el dat o el CD) se antojan insuficientes para que la angina de pecho no se vuelva a repetir, algo que incluso han llegado a asegurar algunos doctores al resto del personal. Son remedios caseros que sólo alivian los dolores momentáneos, pero no atacan la raíz del problema.

Lo mejor de este proceso enfermizo es que el equipo médico especializado se ha vuelto a lavar las manos y no asume las responsabilidades derivadas al contraer la infección. El gremialismo de los doctores envuelve el misterio del origen de la enfermedad y les permite defenderse ante las reclamaciones de enfermeros y celadores, que hacen lo que pueden para mantener con vida el sistema. Además, el personal tendrá que soportar ahora una vigilancia más intensiva, lo que debería suponer un aumento de los recursos humanos destinados a la observación.

Los afectados por la infección se siguen preguntando todavía el porqué no se ha buscado una vacuna a tiempo para que el paciente no llegara a la fase terminal, el porqué no se suministraron los antibióticos (copias de seguridad de los sonidos) en su momento, una vez conocida que la enfermedad se podía convertir en crónica (no de las leídas, sino de las irremediables), y si los remedios milagrosos prometidos (el contrato para comprar un nuevo sistema de audio) no tendrán otra vez efectos secundarios y estarán a tiempo antes de que el paciente muera definitivamente y no pueda salir de donde ya se ha metido: en la UVI.

El Matasanos