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La CGT opina:
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Cucha, mira que te diga...
Tía Cotilla.
Una historia verdadera...
Pasito a pasito.
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Diálogo de sordos o
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¿Molesto con las
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Dios existe en Córdoba.
"La línea editorial soy yo".
Austeri... ¿qué?
... No diarios.
Los otros...
(Están entre nosotros, pero
no son como nosotros...).

Contraportada:
¿Cómo funciona el
capitalismo?

 

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CUCHA, MIRA QUE TE DIGA...


"Cucha, mira que te diga que te vá a quedá hasta muerta......"

El día que yo escuché a una "Mari" decir esto, perdí uno de mis preciados empastes, y no por la carcajada, sino por la caía que me pegué en pleno mercáo de abastos...

Pero no les vengo a deleitar con un descriptivo paseo mañanero entre fruteros y verduleras, pescaderos y polleras, y diferentes especies en peligro de extinción, que despiertan los sentidos del más castizo, con tan ingeniosos pregones. Más bien todo lo contrario, aunque pal caso es casi lo mismo.

Porque esta frase, fuera de su entorno y su medio natural, cambia totalmente su gracia y "sentío", por algo mucho más serio y constitutivo.

Algo que, hace muy poco, acabo de descubrir. La solemnidad y el respeto que hay que atribuirle a dicha frase.

Y es que mi ignorancia no conoce límites, nunca mejor dicho.

Así que debo comenzar pidiendo disculpas a todos, por no darle la Realísima Excelencia a tan honrosa forma de Conocimiento y medio único para la información entre compañeros.

Porque yo pensaba que eso de los rumores era algo gracioso, a la par que burlesco, cuando mis oídos lograban hacerse con alguno de ellos. Pero debo ahora confesar, que no. Que es algo que respeto y que a partir de ahora quiero dignificar como uno más de vosotros buenamente hace.

Ténganme paciencia y denme tiempo para familiarizarme con este nuevo método de conocimiento, desconocido para mí, y conocedor de tantos y tantas.

Pobre de mí, no sé cómo he sobrevivido así. Todo este tiempo, creía que para tener la "certeza" de algo había que preguntarle a todas las partes, a las personas afectadas por cualquier "comentario de pasillo". Pensaba que, incluso preguntando, siempre te quedaría la duda sana y razonable de no juzgar, por no saber o no haber estado en el sitio donde ocurrieron los hechos. Pensaba que era mejor no sentenciar, y mucho menos a quién no se conoce realmente, porque ni siquiera te has molestado en dedicarle tiempo.

Por eso quiero pedir perdón, por haber pensado así. Por  pensar, cuando debí asimilar vuestro método cognitivo. Ahora me siento mejor. Comienzo a creerme las cosas que se dicen sobre mí, y eso me hace más feliz e integrado en el entorno.

A partir de ahora tenéis a un nuevo compañero que se va a adaptar al medio. Alguien que va a respetar y glorificar el santo oficio del pasilléo, del rumoréo, como bien y agradecidamente me habéis enseñado. He visto la Luz, y el Agua, más allá de la generosa factura de Enero.

Y pensar que ahí fuera, más allá del torno o máquina del picoteo, exísten personas que creen en la Ciencia, en sus métodos y en el conocimiento y discernimiento. Buah, vaya gente. Pobrecillos.

Espero que algún día, como hicimos nosotros, despierten para siempre y descubran la mayor de las ciencias:

LA RUMOROLOGÍA.

Porque una mayoría no puede estar equivocada.

Por cierto, fijáos lo que dicen estos tres. Tenemos que enseñarles para que no sufran fuera de nuestro conocimiento. Que aunque dicen en los "Laruses" que ya no están entre nosotros, jejeje, yo creo que sí, porque tengo una vecina que el otro día vió a uno de ellos comprando en el Mercadona. Vamos, que está vivito y coleando.

"La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia."

Arthur Schopenhauer.

“Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.”

Mark Twain.

"Una necedad repetida por treinta y seis millones de bocas no deja de ser necedad."

Jacques Anatole France.

Juan Luis Revidiego.
Delegado sindical CGT-RTVA Cádiz.


LA TIA COTILLA

La Tía Cotilla fue el mote por el que fue conocida María de la Trinidad, un personaje del Madrid del reinado de Fernando VII de España. Se hizo tan famosa que acabó dejando su sobrenombre como sinónimo de persona murmuradora y entrometida en lo que no le importa.

La Tía Cotilla se dedicaba con inusual celo al acoso y denuncia de cualquiera que le parecía de ideología liberal, en el periodo conocido como Ominosa Década (1823-1833), en que los absolutistas estaban en el poder, para acabar ajusticiada el 25 de agosto de 1838, con 64 años, ya en el reinado de Isabel II de España y bajo el régimen liberal.

Esta fanática de la política... estuvo implicada en varios asesinatos que se cometieron el 15 de agosto de 1835. Su maquiavélica y ágil mente era de tal calibre que, puesta al frente de una sanguinaria pandilla, acometía a cuantos liberales indefensos hallaba a su paso. De las declaraciones recogidas en el sumario se deduce que era "la mujer más inmoral que ha visto el sol y la más infame e indigna de vivir en sociedad". Fue condenada a galeras en varias ocasiones, pero el asesinato de un tambor de Urbanos, Francisco Rancera, la llevó al cadalso.

La utilización en la represión política de la nueva institución de control social que es la policía creada precisamente en esa época, es el marco en el que puede entenderse la red de espionaje y delación creada por la Tía Cotilla, que pasó a ser en el imaginario popular una especie de contrafigura reaccionaria de la heroína liberal Mariana Pineda (condenada a muerte en 1831 por bordar una bandera revolucionaria que escondía en su casa de Granada).

Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.