El club de los  austeros sociedad acreditada y sobre todo crediticia, están que se suben por  las paredes y hasta por los balcones, para que nadie tire la casa por la  ventana. Aunque ella solita se baste para tirarse.
                      No  crean que se preocupan por menudeces como la luz, las fotocopiadoras o las  canastitas de caramelos, que vá, por favor. Eso es solo una tapadera para que  creamos que todo lo tienen controlado.
                       Lo  que realmente les quita el sueño, es saber cómo van a poder reducir los macrosueldos  y comisionsitas que se destilan aquí. Como los generosos alquileres sin ánimo  de lucro, faltaría más.
                       
Si  los véis por alguna parte, no distraerlos, que seguramente anden por la  cafetería haciendo cábalas con los panecillos en una mesa, como los chinos de  antaño, moviendo las bolitas, para ver cúanto exceden el exceso excedido.
                       Y  ná de ná. Que no dan con la bolita que reste o que divida. Aunque yo pienso que  no hay bolas o bolitas para contar o contabilizar tanto despilfarro o tanta  hipocresía.
                       Así  que ahí van y vienen, pasillo arriba y pasillo abajo, aunque más pa abajo que  pa arriba, porque pa arriba dá vértigo y pa abajo dá alegría.
                       Por  eso pienso yo, y me permito la licencia de poner este anuncio (por aquello que  nos piden siempre tan dispuestos, eso de colaborar aportando ideas), que se  necesitan matemáticos, pero de mucho nivel, vamos, que tengan más que un máster  en carambolas con canicas o boliches. 
                       De  esos que van al carrefú, y viendo a mi vecina Loli, te dicen lo que se va a  gastá, el tiempo que va a tardar, y hasta las tangentes de sus senos y cosenos.
                       Aprovechamos  ahora que andan cortitos los contratos por las bajas y metemos a un gachó de  éstos del tirón. Sin bolsas ni ná. Si aquí las únicas bolsas que se ven son las  del hipercó. No iba a dar el cante, se camuflaría bien entre los enchufáos. Que  nosotros no vamo a decí ná. Nos ponemos a jugar con los ábacos que nos han  dejáo los del plan ahorro y la eterna austeridad, y que vaya contando tó lo que  haya que contá.
                       Y  ya puestos a pedir, por pedir que no quede. Que manden pa Cádiz uno que sepa  contar. Éste baratito, que no hace falte que tenga to los máster que tiene el  otro. Con que tenga matemáticas de primaria, me conformo.
                       Porque  aquí no se aclaran con las cuentas.
                       Por  mi mare, que aquí el que la lleva la entiende. 
                       Y  mira que han puesto un refuerzo, una “subdirectora” para que mi ocupado  Modesto, no le tenga que dar empujones a las neuronas pa contar los días.
                       Pues  nada. Aquí te hacen la cuenta del Gran Capitán. 
                       Cuando  suman dicen, dos y dos cuatro y dos seis, y me llevo diez.
                       Si  restan, es porque te toca a ti. Y mira tú por dónde, te caes de la rotación.
                       Pa  multiplicar cogen al delegado de UGT y le multiplican el plus de tv por 3, como  pasó el año pasado por estas fechas. Qué arte, le tocó tres veces seguidas. Y  digo bien con eso de que le tocó. Porque aquí no sabes bien cuando tienes que  rotar, simplemente “te tocó” ¡Premio!.
                       Para  dividir, eso lo tienen claro. Nunca saben cuánto hay que dividir, pero lo que  sí tienen muy claro es por cuantos va a ser la división.
                       Aunque  yo personalmente, de lo que puedo hablar mejor es de los números primos.
                       Siempre  tuve dudas sobre cuáles eran. Ahora no. Ya sé perfectamente todos y cada uno de  los números primos, gracias a mis coordinadores, claro.
                       Los  números primos son aquellos que se me otorgan a mí a la hora de rotar. Es  decir, al primo de turno le dan los números que casi nunca tocan.
                       Saludos  a todos y que los números me den alguna alegría al final de este mes.
                      Juan Luis Revidiego.