No es mi  fuerte redactar pero esta vez haré un esfuerzo e intentaré hacerme entender.  Llevo en esta empresa veintiún años, pueden parecer muchos pero aún recordamos  algunos el día en que Rosa (la chica vigilante jurado) nos tomó los datos a la  entrada en el C.P. de San Juan, todos sin excepción habíamos aprobado las  primeras oposiciones libres de esta casa. En esa fecha compartíamos ruido y  espacio aún con los camiones que entraban y salían de este centro para terminar  lo antes posible (siempre se retrasan) las obras. Era la empresa con la edad  media más joven de Europa. No es cuestión de nostalgia, es cuestión de hacer un  poco de memoria. En esa fecha todos nos llevábamos bien, nos apoyábamos y todos  hacíamos de todo, con ganas y gusto para levantar una empresa que estaba  comenzando y que muy pocos imaginábamos las dimensiones que podía llegar a  alcanzar, pero lamentablemente a medida que esta empresa crecía las diferencias  se acrecentaban en consonancia con los favores recibidos. Ahora parece más una  fábrica de tornillos (sin menospreciar a nadie) que una empresa de  comunicación, en el que cada cual viene a cumplir con su horario para cobrar a  fin de mes y si puede llevarse algunas pelillas más que el vecino mejor y listo.
                       Estoy  en CGT y me presento en su lista, no es algo nuevo; son doce años los que llevo  como militante activo y bastantes más como afiliado. Aún hoy en día algunos de  los compañeros que entraron conmigo en 1988 me preguntan por qué me presento,  aunque no entiendo por qué me lo preguntan a estas alturas, la respuesta no se  hace esperar: “Es el único sindicato coherente y que defiende por igual a todos  los trabajadores, acorde con mis ideas e ideales y que lleva hasta sus últimas  consecuencias la igualdad de todos los trabajadores aunque las decisiones que  tome no siempre complazcan a todos. Es el único sindicato en el que mi voz se  escucha aunque no todos estén de acuerdo conmigo. Es el único sindicato en el  que los representantes son la voz de los trabajadores y no de sí mismos y sus  intereses”. Evidentemente habrá quien no comparta conmigo estos ideales, cada  cual tiene su forma de pensar y de ver la vida, pero lo que si es evidente es  que quien me conoce sabe que siempre defiendo lo que entiendo que es justo pese  a quien pese.
                       Cuando estas  líneas estén en tus manos estaremos ya en plena campaña electoral. Seguramente  y desde mi punto de vista, será una campaña dura. Algunas secciones sindicales  se encargarán de remover la mierda que han sembrado estos cuatro años  intentando que no les salpique y culpando a los demás de lo que no han sido  capaces de llevar a cabo con sus mayorías absolutas y absolutistas; intentarán  convencerte de que las ilegalidades que han llevado a cabo es lo mejor que le  puede pasar a esta empresa; querrán que les votes para seguir apoltronados en  su sillón y mantener sus estatus, complementos y sueldos conseguidos muchos  años atrás sin esfuerzo alguno. ¿Les creerás? ¿Tu conciencia te dice que tienen  razón? Si tu respuesta es afirmativa, perdona pero no te creo. No pongas tu  intereses particulares en detrimento de los intereses generales, al final se  volverán contra ti.
                       Puedo contar muchas  anécdotas de todo lo acontecido en tanto tiempo, desde las primeras emisiones  de la radio en noviembre de 1988, la inauguración oficial de la tele en 1989  (¿sabías que la carpa donde se iba a celebrar la inauguración con Julio  Iglesias se cayó por el viento y a todos nos traía locos para buscar un sitio  para la inauguración a tres días vista del 28 F?) hasta los sueldos de algunos  liberados sindicales que se dicen representantes de los trabajadores (¿sabías  que los liberados sindicales cobramos la media de complementos de los seis  últimos meses de trabajo activo y que algunos antes de liberarse se preocuparon  de estar seis meses haciendo noches, festivos y horas extras y que aún hoy  siguen cobrando esos complementos y algunos no aparecen por esta empresa?),  pero no es mi intención aburrirte con cosas de abuelos.
                       Mis compañeros dicen que  hay que pedir el voto, no para unas siglas, sino para que los sindicatos tengan  un fuerte respaldo y puedan hacer frente al empresario. Lo siento pero en este  caso no estoy de acuerdo. Te pido que votes, sí, pero te pido que votes a CGT,  hazle caso a tu conciencia y no a tus intereses personales que acabarán contigo  y con esta empresa.
                      Fernando Sánchez Aguirre.